Ella y Manuel.
Yo a veces creía que te quería, por la forma en que me daban escalofríos cuando tu mano me tocaba tantas partes siempre ocultas. Yo a veces creía que te quería por la forma en que nos entendíamos dando vueltas, siempre rodando en la cama gigante, interminable, en la oscuridad de cualquier pieza, en el frío de todo suelo. Yo juraba que te quería cuando me tocaba de noche y pensaba en tí. Y que conste que pensaba en tí todas las noches.
Perdóname, yo sé que tú si me querías. A pesar de ella siempre a tu lado, a pesar de los te amo proclamados. No podías evitar mirarme todos los segundos. No podías evitar acostarte conmigo y comenzarlo todo de nuevo, siempre el movimiento a lo largo de mi cintura, mis piernas, mi entrepierna. Manuel, querido, siempre me amaste y yo nunca te amé.
Perdóname, yo sé que tú si me querías. A pesar de ella siempre a tu lado, a pesar de los te amo proclamados. No podías evitar mirarme todos los segundos. No podías evitar acostarte conmigo y comenzarlo todo de nuevo, siempre el movimiento a lo largo de mi cintura, mis piernas, mi entrepierna. Manuel, querido, siempre me amaste y yo nunca te amé.
Perdóname. Perdóname la calentura.
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