2014



Éramos 17 millones de persona arriba de la 413 camino a plaza Italia, caminando por la alameda, cantando a gritos el himno nacional. Algunos iban saltando, algunos llorando, otros riendo y muchos haciendo ambas cosas a la vez, pero todos con la misma felicidad derretida por todo el pecho.
Por primera y por única vez, creo, fuimos iguales en algo. Iguales en felicidad, en orgullo extraño, de ese que siempre nos es tan ajeno pero que es tan cálido.

Recuerdo que estuvimos allí hasta la madrugada.
Recuerdo que salimos terceros, pero igual sabía a campeón del mundo.



...



Dios.
Dónde estás.




De nuevo.




-El tiempo no debiese ganar siempre-suplicó él.

Hubo una pausa, cargada.
Y ella sonrió.
No pudo evitarlo, sonrió. Fue una sonrisa pequeñita, muy ínfima, pero presente.

-No-musitó-. El tiempo no debiese ganar siempre.



tiempo.



Confundimos tus amigos con mis amigos, tus canciones con mis canciones, tus lugares con mis lugares, tus películas con mis películas. Confundí tus manos con las mías e incluso partes más complejas. Fueron 18 meses.
18 meses y 3 días.