Estábamos sentados a dos puestos de distancia. Tenía ese pelo revuelto que siempre me ha llamado la atención, así que me quedé mirándolo. De reojo, por supuesto.
Pero él también lo hacía.
En vez de apartar los ojos y hacernos los locos, como hace toda la gente normal, nos quedamos mirando. Quizá era el lugar.
Sonreímos al mismo tiempo.
-Camila- le dije-. Daddy issues. Y tú?
-Marcos-dijo-. Cáncer terminal.
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