Invité a este tipo a un concierto y mientras caminábamos, adelante había dos locas hablando de cosas y entonces una se puso a cantar. Por un rato no pesqué lo que decía, porque estábamos caminando en ascenso y estaba más preocupada de maldecir la cajetilla que me había fumado antes, pero en un momento el camino se aplanó y entonces empecé a escuchar que cantaba Un Pacto y se me revolvió la guata, porque esa es la canción que tú cantas y uno siente que estas cosas son señales divinas que en verdad no quieren decir ni una weá.
Después de un rato me olvidé del asunto, le di uno y muchos besos más al otro tipo, que besaba impactántemente bien, lo que fue a la vez revelador y triste.
Como todas las cosas que han ocurrido desde que terminamos.