Un Pacto para vivir I

Echo de menos las onces, las tardes en la terraza, las explicaciones económicas de tu papá, las ensaladas de tu mamá, la sobremesa eterna de las tardes o de la once, la mesita de centro, tu baño en el que siempre me quedaba encerrada, extraño tu sillón y las miles de siestas que dormí en él, extraño tu piano, la perspectiva de escucharte, extraño tu pieza, los dos acostados en la cama, siendo felices, tu ventilador. Te extraño de tantas formas distintas, extraño quererte.
Las cosas se vuelven menos devastadoras pero más definitivas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario