La fiesta se alargó demasiado.
Y en la cocina sólo quedaba ella, lavando la loza, como siempre.
Mauricio la miró desde el asiento, en una esquina, pero ella no levantó la vista de la esponja y el plato. No quería mirarlo. Tenía miedo.
Más miedo que en cualquier otro momento de esos últimos años.
-Deberías dejar de lavar la loza así en algún momento. Es extraño.
No respondió.
Fabián en la cama, en la pieza cruzando el pasillo. Ebrio.
Ella de pie.
Mauricio poniéndose de pie, yendo hacia ella.
Mauricio tomando el plato, dejándolo limpiándose solo con el correr del agua.
Mauricio tomándola por ambos brazos, acercándose a ella, pero con rabia.
O quizá pena.
-Tonta-susurró.
Lo miró. Y no dijo nada.
-Tonta-insistió.
-Lo sé-murmuró ella.
Se dio vuelta, tomó el plato.
Y terminó de lavar la loza.
.