-Empieza.
Se quedó como paralizada mientras él le apoyaba las dos manos en la cabeza y la empujaba hacia delante. El olor a sexo pagado y a algo sucio se hacía denso en la pieza con cada minuto que pasaba y ella no podía parar de preguntarse como, como chucha había podido terminar en ese lugar.
-Apúrate conchetumare!
Sumisa, sólo atinó a abrir la boca y entre arcada y arcada se acordó, sin saber porqué, de que en dos días más cumplía quince años.
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