vitacura con marquina.

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Me mira desde su silla roja, a un metro o dos metros de la mía.
Me pasa un papel de estos que vienen de a muchísimos, en una de esas cajas con un hoyito en el medio. Me sueno y me limpio un poco la cara. Nos quedamos en silencio por un rato, después me hace respirar con el estómago un par de veces. Me mira preocupada de que me vaya así.

Cuando me estoy yendo, me abraza.
-Te tengo fe-me dice.

No le respondo, sólo sonrío.
Yo también me tengo fe a veces.



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