Miedo.

.

-Quizá después de todo no seamos irrompibles-le digo, mirándolo a los ojos.

-Siempre que dices ese tipo de cosas es como si estuvieses esperando que terminemos en cualquier momento-agregas, enojado-. Odio pensar en que quizá lo dices porque es lo que quieres que ocurra.

Hago una mueca con los labios y asiento.
Me miras dolido.

-Tengo miedo-le digo-. Lo siento, no puedo evitarlo... pero es que a veces preferiría que las cosas acabaran ahora mismo. Siento que si seguimos juntos nos arriesgamos demasiado. Y estoy dispuesta a hacerlo, eso es lo que más me asusta... Porque yo sé lo que puedo apostar, pero necesito que tú estés a mi lado, no más atrás.

-No te puedo asegurar que te voy a querer para siempre-, me respondes.

-No te estaba pidiendo eso-musito-. Sólo quería que lo intentaras.

De nuevo estamos en punto muerto. Me miro las uñas, intentando ordenar las palabras en mi cabeza. Te miro de reojo y haces lo mismo.

-No puedo hacer eso-dices de repente. Te levantas y te acercas un poco a mi-. No puedo asegurarte nada, ni siquiera intentarlo. Te amo, hoy te amo, pero...

Te miro cansada. Cierro los ojos un momento.
-... Después de todo, no éramos irrompibles-repito.
-No.

Los pulmones se me desvanecen y me quedo sin aire.
Intento ponerme de pie pero no puedo mover las piernas.

Tomas tu mochila, abres la boca como si quisieras agregar algo, pero no lo haces. Bajas la cabeza y dices chao moviendo sólo los labios, sin hacer ni un sonido.


Te escucho bajar por la escalera.
Te escucho cerrar la puerta muy despacio, casi con gentileza.
Oigo el motor.



Y entonces,
silencio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario