Caminé hacia él con toda la gracia que pude, la que por supuesto fue poca. Haberme visto debe haber sido vergonzoso para otra gente, pero en ese momento no estaba pensando. Los momentos más terribles siempre son en los que uno no logra elaborar nada coherente.
Era intolerable verlo tan cerca de ella.
Así que entonces me acerqué. En el fondo no quería, en el fondo sí pensaba y en el fondo si sabía que haría el ridículo, pero todo eso no era suficiente para no ir hacia él. Me vio cuando estaba a unos metros. Su cara de fastidio casi me hace parar, pero tampoco logró detenerme. Dónde chucha había quedado mi orgullo?
Ni idea.
Estaba a un paso de ellos cuando él la besó.
No fue eso lo que me mató, eso si. Tampoco la cara de fastidio, tampoco el poco tiempo que había pasado. No fue verlo a un palmo de distancia, el hecho de que lo hiciera sólo para demostrarme algo o que él supiera o al menos imaginara un poco del dolor que yo iba a sentir. Fue la forma en que cerró los ojos, la forma en que su mano se fue a las mismas partes que me tocaba a mi, la manera en que la tomó por la espalda y la cabeza. La forma en la que él estaba herido como para hacerme algo así.
Me quedé de pie, mirándolos, en shock por no se cuanto tiempo. Alguien en algún momento me tomó y me sacó del lugar, me secó la cara, me puso una chaqueta encima. Alguien me llevó a mi casa, me sacó los zapatos, me puso el pijama y me acostó.
Cuando desperté vi una bandeja con tostadas y una leche con chocolate al lado de mi cama.
Había una nota al lado del plato y el vaso.
"Te amo, pero Basta".
"Mayúscula", fue lo primero que pensé.
"Mayúscula", fue lo primero que pensé.
Suspiré muy hondo. Me dolió todo el cuerpo, me dolieron hasta los dientes. Me ahorré el lloriqueo por primera vez en la vida, pero eso sólo hizo que el dolor se hiciese aún más presente.
Basta.
Uff... me llegó a los huesos.
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