theonethatgotaway.


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Éramos felices pero de repente los paseos se volvieron largos, las pausas insoportables y las excusas abundantes. Un día te vi caminando por Providencia y en vez de correr hacia ti, me escondí. Lo alargamos hasta que fue demasiado y luego las cosas tomaron su rumbo natural. No sospeché nada hasta que te vi, caminabas de la mano con otra. Me quede de pie ahí, en la misma calle en la que una vez me había escondido de ti, sorprendida, con el dolor chorreando por todas partes. Entonces me viste y me saludaste haciendo un hola con la mano. Yo no pude evitarlo y me puse a llorar.

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