Almorzaron a las dos.
No hacía mucho frío, pero el aire estaba un poco helado. Se pusieron los chalecos que se habían regalado el uno al otro para el último aniversario y él se puso sus pantunflas nuevas de cuero. Ella cogió un encendedor y un cenicero de la mesita de centro.
Se sentaron en la terraza, mirando hacia la calle.
Ella prendió uno de los lucky strike.
Los azules.
El murmuró algo por lo bajo. No lo escuchó, pero seguramente tenía que ver con que odiaba verla fumar o ese olor a humo que quedaba en sus manos luego de sostener los cigarrillos.
Ella sonrió y botó muy lento el humo.
-Hey, antes fumabas.
-Pero lo dejé.
-La gente que deja de fumar no puede ser de confianza.
-Te prometo que soy de confianza.
-Te prometo que después de fumar me lavaré los dientes y las manos.
Él le sonrió.
Se quedaron un buen rato en silencio. Se escuchaban los autos, las micros, el viento, un perro que ladraba, una canción de algún grupo extraño desde el piso de abajo, los gritos de una señora y la lavadora funcionando desde la cocina.
Él la miró largo rato, sin poder evitarlo.
Y entonces no pudo contenerse.
-Te prometo que quiero casarme contigo-le dijo, poniéndose serio.
A ella se le cayó el cigarro.
Lo miró sorprendida. Lo recogió rápidamente y fumó lo que quedaba que era apenas una última bocanada. Pensó en su mamá de repente, separada dos veces. Pensó en Angélica, su mejor amiga, antimatrimonio total. Pensó en su papá. No sabía qué le hubiese dicho su papá, se había muerto hace mucho tiempo.
Pero de repente pensó en esa misma terraza, en cuarenta años más, pensó en él con el cabello blanco o sin siquiera pelo. Pensó en ella y sus arrugas. Y se vio fumando, botando el humo muy despacio mientras escuchaban juntos los autos, las micros, el viento, un perro que ladraba, una canción de algún grupo extraño desde el piso de abajo, los gritos de una señora y la lavadora funcionando desde la cocina.
Lo miró a los ojos.
-Te prometo que acepto-le dijo.
jaja =)
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