la escena.

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Sentí como latía mi corazón. Nunca había latido de esa manera, tan urgente.

Entré a la sala. La luz era fuertemente blanca y me cegó un segundo. Alguien me tendió una de esas mantas azules y me sequé las manos. Luego los guantes, luego la mascarilla, luego algo más... un montón de cosas encima.

Me acerqué intentando dar impresión de seguridad. Creo que no logré engañar a nadie, en todo caso. Habían caras escépticas y otras que me miraban alentándome; me sentí como en un show de talentos por un momento. Era todo o nada, después de todo.

La gente dice que cuando uno muere pasa la vida ante tus ojos, pero se equivoca. Jamás me había sentido más viva. Por un momento tuve ganas de llorar pero entonces fue como si todo calzara en su lugar. Habían pasado once años y tres meses para llegar allí.

Levanté mi mano derecha, hacia el lado.

-Bisturí.


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