Me encontré con la Daniela el otro día.
Ella me vió primero y como es de esa gente que saluda, me saludó.
Le pregunté como estaba, me dijo que bien.
Yo le dije que estaba bien también.
Ella tenía los ojos llorosos,
yo las muñecas vendadas.
Nos alejamos unos pasos y le dije que nos viéramos pronto.
Me dijo por supuesto.
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Me encanta leerte
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